martes, 15 de octubre de 2013

TEMA 7: BASES PSICO-FISIOLÓGICAS DEL ESTRES

Estrés (del inglés stress, ‘tensión’) es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.
 Síntoma provocada por alguna situación en problema, los síntomas son algunos notables como el nerviosismo (Temblar) o estar inquieto. Otros no son tan notables como la aceleración del corazón, las pupilas dilatadas, la sudoración, la piel se torna rubosa y se erizan los vellos de la piel (Como brazos o piernas).
 El estrés es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, a pesar de lo cual hoy en día se confunde con una patología. Esta confusión se debe a que este mecanismo de defensa puede acabar, bajo determinadas circunstancias frecuentes en ciertos modos de vida, desencadenando problemas graves de salud.
 Cuando esta respuesta natural se da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo humano y provoca la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano. Algunos ejemplos son los olvidos (incipientes problemas de memoria),1 alteraciones en el ánimo,2 nerviosismo y falta de concentración, en las mujeres puede producir cambios hormonales importantes como dolores en abdominales inferiores, entre otros síntomas.

MECANISMOS BIOLÓGICOS DEL ESTRÉS

El mecanismo biológico principal en la respuesta de estrés es el eje  hipotálamo-hipofisario-adrenal (HHA), que está integrado esencialmente por (Mello et al., 2003):
Tres estructuras: el hipotálamo, la hipófisis y la corteza de las glándulas suprarenales
Y un mecanismo hormonal que activa la función de estas estructuras y que se autorregula a sí mismo mediante un mecanismo de retroalimentación (feed-back) negativo .

El primer eslabón de la cadena HHA es el factor liberador de la corticotrofina (CRF) hipotalámica (Sarnyai et al., 2001), cuya activación en respuesta a una situación de estrés, provoca su liberación a la circulación portal hipofisaria.
El enlace de CRF, a sus receptores, situados en la pituitaria anterior, provoca un incremento en la liberación de hormona adeno-cortico-tropa (ACTH), el segundo eslabón de la cadena HHA.
ACTH se difunde por la circulación general hasta alcanzar las glándulas suprarenales donde estimula la síntesis y la secreción de glucocorticoides (cortisol en humanos y corticosterona en rordores).
Un mecanismo de feed-back negativo controla la actividad del eje HHA, que devuelven el cortisol y las otras hormonas del eje HHA a sus niveles basales después de la activación.
Dos grupos hormonales del eje HHA son esenciales por su interacción con la actividad del sistema nervioso central, los glucocorticoides (cortisol, corticosterona) y el factor CRF.

GLUCOCORTICOIDES

Los glucocorticoides ponen en marcha múltiples procesos catabólicos, que preparan al organismo para dar una respuesta rápida y eficaz a los requerimientos del entorno. Pero por su propia naturaleza esta respuesta no se puede sostener durante mucho tiempo, porqué en caso contrario el organismo enferma y puede incluso morir (Sapolsky, 1996). 

Existen receptores de glucocorticoides en múltiples niveles dentro del sistema nervioso central (SNC): Área Tegmental Ventral (ATV), Núcleo Accumbens (NAc), Cortex Prefrontal (CPF), esencialmente. Estos receptores son de dos tipos, glucocorticoides (GR) y mineralcorticoides (MR) (Cintra et al., 1994) 


CRF

El factor CRF está también distribuido extra-hipotálamicamente en el ATV, NAc y amígdala (núcleo central de la amígdala, núcleo del lecho de la estría terminal) (De Souza, 1995) 

VULNERABILIDAD

Las diferencias individuales en los mecanismos biológicos del estrés, que pueden tener una base genética o ser adquiridas a lo largo de la vida, pueden determinar diferencias en la vulnerabilidad o predisposición para desarrollar trastornos relacionados con el estrés.
Un individuo con una vulnerabilidad biológica enfrentado a factores ambientales adversos, sucumbirá a los efectos del estrés con mucha mayor facilidad, que un individuo que no tenga esta predisposición biológica. Es decir, la vulnerabilidad biológica y los factores ambientales desencadenantes se entretejen (Charney, 2004).
El estrés juega un papel importante en los trastornos psiquiátricos relacionados con la ansiedad y la depresión.


REGULACIÓN CENTRAL DE LA ACTIVIDAD DEL EJE HHA

Dos estructuras del sistema límbico, el hipocampo y la amígdala y una estructura cortical, el cortex prefrontal medial están implicados en la regulación de la actividad del eje HHA (Feldman et al., 1995).
El hipocampo y el cortex prefrontal son inhibidores de la actividad del eje HHA. En cambio, la amígdala está implicada en la activación del eje HHA (Swanson and Petrovich, 1998).
La contribución de cada una de estas estructuras a la respuesta de estrés se pondera con la contribución del resto de estructuras.
Por su función estratégica en relación al estrés, vamos a destacar el papel de la amígdala:
La amígdala interviene en la percepción de los estímulos que suscitan miedo y en la reacción del individuo ante los mismos. Esta capacidad funcional de la amígdala viene dada por el tipo de conexiones de esta estructura con otras del SNC.
La amígdala recibe información de:
La corteza cerebral, señales que llevan información sensorial, que nos informa acerca de lo que ocurre en el entorno.
Desde la corteza prefrontal, de regiones que intervienen en la formación de asociaciones abstractas y por tanto, en la elaboración de la información.
Directamente desde los órganos de los sentidos, una información sensorial que no pasa por la corteza. Por ello, las amenazas subliminales pueden activar la amígdala incluso antes de que se tenga conciencia de su causa.
Este tipo de información sería la que influye en una persona víctima de una violación mientras está hablando animada y distendidamente con un grupo de personas. De repente empieza a sentir ansiedad y su corazón a latir con fuerza. Quizá, al cabo de un rato pueda descubrir que ha oído una voz masculina a su espalda que se asemeja mucho a la del que le agredió.
La amígdala se relaciona con otras estructuras cerebrales a través de diversos neurotransmisores, entre los que destacaremos el neurotransmisor CRF del eje HHA.
La amígdala también devuelve información al cortex prefrontal. Con ella, el cortex podrá formar juicios acerca de los acontecimientos que finalmente, desencadenarán una conducta como respuesta. Por ello, las decisiones y las valoraciones acerca de los hechos y las situaciones, pueden verse tan influidas por el estado emocional.
La amígdala participa en la formación de ciertos tipos de memoria. La activación de la amígdala y de los mecanismos hormonales correspondientes, establecen recuerdos de situaciones amedrentadoras, que constituyen una forma de memoria implícita, que no exige conocimiento consciente. El factor CRF es crucial en la inducción de ciertas formas de plasticidad en la amígdala (Rainnie et al., 2004).





Fisiopatología

El efecto que tiene la respuesta estrés en el organismo es profundo:

Predominio del sistema nervioso simpático (vasoconstricción periférica, midriasis, taquicardia, taquipnea, ralentización de la motilidad intestinal, etc.)
Liberación de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina), de cortisol y encefalina.
Aumento en sangre de la cantidad circulante de glucosa, factores de coagulación, aminoácidos libres y factores inmunitarios.
Todos estos mecanismos los desarrolla el cuerpo para aumentar las probabilidades de supervivencia frente a una amenaza a corto plazo, no para que se los mantenga indefinidamente, tal como sucede en algunos casos.

A medio plazo, este estado de alerta sostenido desgasta las reservas del organismo y puede producir diversas patologías (trombosis, ansiedad, depresión, inmunodeficiencia, dolores musculares, insomnio, trastornos de atención, diabetes, etc.)

El estrés provoca inmunodepresión. La liberación de hormonas de estrés inhiben la maduración de los linfocitos, encargados de la inmunidad específica.5

Las consecuencias, por ende, terminan siendo fisiológicas, psicológicas y conductuales. Estas generan daños en el cuerpo que afectan la calidad de vida de las personas. A continuación se presenta una lista de los estragos más comunes causados por el estrés:

  • Obesidad y sobrepeso
  • Pérdida del cabello
  • Depresión
  • Reducción del deseo sexual
  • Menstruación irregular
  • Acné
  • Úlceras
  • Insomnio
  • Disminución de fertilidad
  • Enfermedades cardíacas
El origen del estrés se encuentra en el cerebro, que es el responsable de reconocer y responder de distintas formas a los estresores. Cada vez son más numerosos los estudios que corroboran el papel que juega el estrés en el aprendizaje, la memoria y la toma de decisiones. Un estudio de la Universidad de California demostró que un estrés fuerte durante un corto período de tiempo, por ejemplo, la espera previa a la cirugía de un ser querido, es suficiente para destruir varias de las conexiones entre neuronas en zonas específicas del cerebro. Esto es, un estrés agudo puede cambiar la anatomía cerebral en pocas horas. El estrés crónico, por su parte, tuvo en experimentos con ratas el efecto de disminuir el tamaño de la zona cerebral responsable de la memoria.6


Factores desencadenantes

Los llamados estresores o factores estresantes son las situaciones desencadenantes del estrés y pueden ser cualquier estímulo, externo o interno (tanto físico, químico, acústico o somático como sociocultural) que, de manera directa o indirecta, propicie la desestabilización en el equilibrio dinámico del organismo (homeostasis).
Una parte importante del esfuerzo que se ha realizado para el estudio y comprensión del estrés, se ha centrado en determinar y clasificar los diferentes desencadenantes de este proceso. La revisión de los principales tipos de estresores que se han utilizado para estudiar el estrés, nos proporciona una primera aproximación al estudio de sus condiciones desencadenantes, y nos muestra la existencia de diez grandes categorías de estresores:

1.    situaciones que fuerzan a procesar información rápidamente,
2.    estímulos ambientales dañinos,
3.    percepciones de amenaza,
4.    alteración de las funciones fisiológicas (enfermedades, adicciones, etc.),
5.    aislamiento y confinamiento,
6.    bloqueos en nuestros intereses,
7.    presión grupal,
8.    frustración.
9.    no conseguir objetivos planeados.
10. relaciones sociales complicadas o fallidas.
Sin embargo, cabe la posibilidad de realizar diferentes taxonomias sobre los desencadenantes del estrés en función de criterios meramente descriptivos; por ejemplo, la que propusieron Lazarus y Folkman (1984), para quienes el 'estrés psicológico es una relación particular entre el individuo y el entorno (que es evaluado por el individuo como amenazante o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su bienestar). Por eso se ha tendido a clasificarlos por el tipo de cambios que producen en las condiciones de vida. Conviene hablar, entonces, de cuatro tipos de acontecimientos estresantes:
·         Los estresores unicos: hacen referencia a cataclismos y cambios drásticos en las condiciones del entorno de vida de las personas y que, habitualmente, afectan a un gran número de ellas.
·         Los estresores multiples: afectan sólo a una persona o a un pequeño grupo de ellas, y se corresponden con cambios significativos y de transcendencia vital para las personas.
·         Los estresores cotidianos: se refieren al cúmulo de molestias, imprevistos y alteraciones en las pequeñas rutinas cotidianas.
·         Los estresores biogeneticos: son mecanismos físicos y químicos que disparan directamente la respuesta de estrés sin la mediación de los procesos psicológicos.
Estos estresores pueden estar presentes de manera aguda o crónica y, también, pueden ser resultado de la anticipación mental acerca de lo que puede ocurrir en el futuro.

Estados de adaptación

Selye describió el síndrome general de adaptación como un proceso en tres etapas:
1.    alarma de reacción: cuando el cuerpo detecta el estímulo externo;
2.    adaptación: cuando el cuerpo toma contramedidas defensivas hacia el agresor;
3.    agotamiento: cuando comienzan a agotarse las defensas del cuerpo.
El estrés incluye 'distrés', con consecuencias negativas para el sujeto sometido a estrés, y 'eustrés', con consecuencias positivas para el sujeto estresado. Es decir, hablamos de eustrés cuando la respuesta del sujeto al estrés favorece la adaptación al factor estresante. Por el contrario, si la respuesta del sujeto al estrés no favorece o dificulta la adaptación al factor estresante, hablamos de distrés. Por poner un ejemplo: cuando un depredador nos acecha, si el resultado es que corremos estamos teniendo una respuesta de eustrés (con el resultado positivo de que logramos huir). Si por el contrario nos quedamos inmóviles, presas del terror, estamos teniendo una respuesta de distrés (con el resultado negativo de que somos devorados). En ambos casos ha habido estrés. Se debe tener en cuenta además, que cuando la respuesta estrés se prolonga demasiado tiempo y alcanza la fase de agotamiento, estaremos ante un caso de distrés.
El estrés puede contribuir, directa o indirectamente, a la aparición de trastornos generales o específicos del cuerpo y de la mente.
En primer lugar, esta situación hace que el cerebro se ponga en guardia. La reacción del cerebro es preparar el cuerpo para la acción defensiva. Elsistema nervioso se centra en el estímulo potencialmente lesivo y las hormonas liberadas, activan los sentidos, aceleran el pulso y la respiración, que se torna superficial y se tensan los músculos. Esta respuesta (a veces denominada reacción de lucha o huida) es importante, porque nos ayuda a defendernos contra situaciones amenazantes. La respuesta se programa biológicamente. Todo el mundo reacciona más o menos de la misma forma, tanto si la situación se produce en la casa como en el trabajo.
Los episodios cortos o infrecuentes de estrés representan poco riesgo. Pero cuando las situaciones estresantes se suceden sin resolución, el cuerpo permanece en un estado constante de alerta, lo cual aumenta la tasa de desgaste fisiológico que conlleva a la fatiga o el daño físico, y la capacidad del cuerpo para recuperarse y defenderse se puede ver seriamente comprometida. Como resultado, aumenta el riesgo de lesión o enfermedad.
Desde hace 20 años, muchos estudios han considerado la relación entre el estrés de trabajo y una variedad de enfermedades. Alteraciones de humor y de sueño, estómago revuelto, dolor de cabeza y relaciones alteradas con familia y amigos son síntomas de problemas relacionados con el estrés que se ven comúnmente reflejados en estas investigaciones. Estas señales precoces del estrés de trabajo son fácilmente reconocibles. Pero los efectos del estrés de trabajo en las enfermedades crónicas son más difíciles de diagnosticar, ya que estas enfermedades requieren un largo período de desarrollo y se pueden ver influidas por muchos factores aparte del estrés. Sin embargo, gran número de evidencias sugieren que el estrés tiene un papel preponderante en varios tipos de problemas crónicos de salud, particularmente en las enfermedades cardiovasculares, las afecciones musculoesqueléticas y las afecciones psicológicas.
En la actualidad existe una gran variedad de datos experimentales y clínicos que ponen de manifiesto que el estrés, si su intensidad y duración sobrepasan ciertos límites, puede producir alteraciones considerables en el cerebro. Éstas incluyen desde modificaciones más o menos leves y reversibles hasta situaciones en las que puede haber muerte neuronal. Se sabe que el efecto perjudicial que puede producir el estrés sobre nuestro cerebro está directamente relacionado con los niveles de hormonas (glucocorticoides, concretamente) secretados en la respuesta fisiológica del organismo. Aunque la presencia de determinados niveles de estas hormonas es de gran importancia para el adecuado funcionamiento de nuestro cerebro, el exceso de glucocorticoides puede producir toda una serie de alteraciones en distintas estructuras cerebrales, especialmente en el hipocampo, estructura que juega un papel crítico en muchos procesos de aprendizaje y memoria. Mediante distintos trabajos experimentales se ha podido establecer que la exposición continuada a situaciones de estrés (a niveles elevados de las hormonas del estrés) puede producir tres tipos de efectos perjudiciales en el sistema nervioso central, a saber:
1.    Atrofia dendrítica. Es un proceso de retracción de las prolongaciones dendríticas que se produce en ciertas neuronas. Siempre que termine la situación de estrés, se puede producir una recuperación de la arborización dendrítica. Por lo tanto, puede ser un proceso reversible.
2.    Neurotoxicidad. Es un proceso que ocurre como consecuencia del mantenimiento sostenido de altos niveles de estrés o GC (durante varios meses), y causa la muerte de neuronas hipocampales.
Exacerbación de distintas situaciones de daño neuronal. Éste es otro mecanismo importante por el cual, si al mismo tiempo que se produce una agresión neural (apoplejíaanoxiahipoglucemia, etc.) coexisten altos niveles de GC, se reduce la capacidad de las neuronas para sobrevivir a dicha situación dañina









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KRAD, Octubre 2013

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