lunes, 18 de noviembre de 2013

TEMA 10: CONDUCTAS EN ADULTOS MAYORES

Reacciones psicoemocionales del adulto mayor ante un desastre o una emergencia

Un sector poblacional que suele ser muy afectado, son las personas de 60 años o más, por sus condiciones biopsicosociales y la fragilidad que se presenta con los años, que ante situaciones como los DN pueden incrementar y por supuesto comprometer la salud del adulto mayor (AM), las dimensiones psicosociales de los mismos suelen ser impactadas y si el análisis de la situación de salud familiar refleja la ausencia de factores protectores, entonces el compromiso puede ser mayor. La convivencia con otros adultos mayores o personas discapacitadas o incluso los propios estados de soledad física acrecientan el posible daño.


¿Cómo funciona el adulto mayor ante los desastres?


Dentro de la situación generada en un desastre, el funcionamiento de los ancianos depende del desarrollo gerontológico de la comunidad afectada, visto desde diferentes dimensiones. En el clima de pérdidas que acompaña el diario vivir de los seniles, desde lo micro hasta lo macrosocial, una situación de este tipo crea un daño adicional, que pensamos debe establecerse un protocolo de actuación, en cuanto a la forma de evacuación, las características del lugar de evacuación, los abastecimientos médicos, y otros recursos materiales, la preservación de las propiedades del AM, la morbilidad que puede aparecer en estos casos y la exacerbación de sentimientos depresivos, de pérdida y desesperanza que de forma precoz observamos en estos pacientes.

Esto repercute en el funcionamiento de un anciano integralmente y lleva implícito un cambio en la capacidad de adaptación y cambios, por ende, en la capacidad de reacción. Es importante señalar el arraigo de los ancianos a sus propiedades, al lugar donde viven, en el que quizás nacieron, su relación con familiares que ya no existen o se encuentran distantes y el hogar constituye su punto de encuentro afectivo, donde tienen sus bienes, que muchas veces han adquirido durante toda una vida.

Estos aspectos se conjugan incidiendo en el no abandono y pago a la comunidad, cuestión que los hace resistentes ante la evacuación.

Las áreas de funcionamiento afectadas, serían lo biológico, dentro de esta peso importante en las enfermedades crónicas no trasmisibles, los problemas de la medicación diaria, y las previstas para agudizaciones. En lo psicológico las afectaciones afectivas, cognitivas y perceptuales. Por último y como hemos mencionado no menos importantes los factores sociales, que se asocian con estas dos áreas, y que de forma individual o sumado a los factores anteriores favorecen una declinación del funcionamiento de forma aguda ante este estrés.


En el caso de AM se impone lo que en geriatría ha sido denominado como valoración geriátrica integral (VGI) o valoración geriátrica exhaustiva:

Se puede definir como la valoración y detección multidimensional de déficits en las esferas clínico - médica, funcional, mental, y social, con el fin de conseguir un plan racional e integrado de tratamiento y seguimiento. Va orientada hacia la funcionalidad del sujeto, y por tanto no se centra exclusivamente en un área.

Actualmente se considera la VGI la herramienta o metodología fundamental de diagnóstico global en que se basa la clínica geriátrica a todos los niveles asistenciales, aceptada su utilidad universalmente, incluido nuestro país.

Es necesario tener en cuenta las características propias del adulto mayor. En algunas culturas los ancianos son fuente de experiencia y sabiduría y son la memoria histórica de como las poblaciones, a lo largo del tiempo, han afrontado situaciones críticas; poseen un sentido de identidad, arraigo, así como de pertenencia y preservación de la cultura. Suelen ser un eje unificador al interior de la familia y la comunidad. Son personas que tienen conocimientos sobre métodos tradicionales de curación, apoyan, contienen y dan seguridad a los niños. Los ancianos transmiten experiencias a través de historias, cuentos y canciones; estas generalmente llevan un mensaje positivo de afrontamiento de las situaciones difíciles.
Sin embargo, las experiencias de trabajo con adultos mayores también ponen de manifiesto aspectos de exclusión; algunos se encuentran aislados, carecen de redes de apoyo, son percibidos como una carga para sus familiares, no son tomados en cuenta como factores activos y productivos, se les mantiene desinformados para no "preocuparlos o angustiarlos" y se toman decisiones sobre sus vidas y pertenencias, sin consultarlos.
La mayoría presentan problemas de salud o discapacidades (físicas y/o psíquicas) a las cuales no se les concede, en ocasiones, importancia. También se hace más evidente el deterioro de sus habilidades físicas y mentales. Como factor de riesgo psicosocial adicional se puede citar que han sufrido pérdidas previas de personas significativas.
Todo estas consideraciones hacen más complejas y difíciles las manifestaciones psicosociales que presentan los ancianos como consecuencia de un desastre, y numerosos factores deben ser tomados en cuenta en el abordaje de este grupo poblacional específico.

Es necesario que las experiencias traumáticas, así como las pérdidas y el duelo adquieran diferentes formas de expresión, según la cultura. Los conceptos predominantes sobre la vida y la muerte y la ejecución de los ritos de despedida de los seres queridos adquieren relevancia en los procesos de aceptación y reelaboración de lo sucedido.
Las manifestaciones que describimos pueden ser solo la expresión de una respuesta comprensible ante las experiencias traumáticas vividas, pero también pueden ser indicadores de que se está pasando hacia una condición patológica. La valoración debe hacerse en el contexto de los hechos y las vivencias, determinando si se pueden interpretar como respuestas "normales o esperadas" o por el contrario, pueden identificarse como manifestaciones psicopatológicas que requieren un abordaje profesional.
Algunos criterios para determinar que una expresión emocional se esta convirtiendo en sintomática son:

• Prolongación en el tiempo.
• Sufrimiento intenso.
• Complicaciones asociadas (ejemplo, una conducta suicida).
• Afectación del funcionamiento social y cotidiano de la persona.

A continuación un listado de algunas de las manifestaciones que pueden observarse en personas adultas mayores:
  • Nerviosismo o ansiedad.  
  • Inseguridad.
  • Tristeza y/o llanto.        
  • Necesidad de estar solo.
  • Culpabilidad por haber sobrevivido.       
  • Crisis de miedo o pánico.
  • Ideas de suicidio.            
  • Disminución en la resistencia física.
  • Fatiga.  
  • Dificultades para retornar al nivel normal de
  • Problemas para dormir o descansar.     
  • Confusión para pensar y/o problemas de concentración.            
  • Sentirse frío emocionalmente.
  • Problemas de memoria.              
  • Sentirse abrumado.
  • Disminución de la higiene personal.       
  • Intensa preocupación por otros.
  • Cambio en los hábitos alimenticios.        
  • Náuseas.
  • Pérdida de confianza en uno mismo.     
  • Dolores de pecho o cabeza.
  • Recuerdos muy vivos del evento.           
  • Temblores musculares.
  • Culpar a los demás.        
  • Dificultad para respirar.
  • Frustración.       
  • Palpitaciones o taquicardia.
  • Desorientación en tiempo o lugar.          
  • Aumento de la presión sanguínea.
  • Sentimiento de impotencia.     
  • Uso excesivo de alcohol y/o drogas.     
  • Problemas en el trabajo y/o familia.     
  • Enojo y/o irritabilidad. 


Cuatro Tipos de Reacciones Frente a los Desastres:

El manual de la APA menciona que básicamente se pueden presentar cuatro tipos de respuestas individuales a los desastres:


A) Reacciones normales a los desastres.-
Algunas personas son capaces de mantenerse notablemente calmadas aún en las circunstancias más extremas; sin embargo, la mayoría de nosotros empezamos a sentir los efectos del Síndrome
General de Adaptación (sudoración profusa, temblores, debilidad, estados nauseosos) por un momento y la claridad del pensamiento puede ser difícil. Afortunadamente muchos de nosotros podemos recuperar nuestra compostura bastante bien. Sería engañoso clasificar como anormales estos estados naturales y transitorios.

B) Reacciones paralizantes.-
Se puede esperar también encontrar personas que por un tiempo se queden paralizadas, pueden quedarse paradas o sentadas en medio del caos, como si estuvieran solas en el mundo, su mirada estará perdida, cuando se les habla no podrán responder a todo o simplemente se encogerán de hombros o pronunciarán una o dos palabras, parecen libres de reacción emocional, son incapaces de ayudarse.

C) Reacciones hiperactivas.-
Estas personas pueden estallar en ráfagas de actividad, sin un propósito definido, hablarán rápidamente, bromearán en forma inadecuada y harán sugerencias y demandas inaceptables, pero de poco valor real, pasarán de un trabajo a otro y parecerán incapaces de resistir la más mínima distracción, se muestran intolerantes a cualquier idea que no sea la suya.

D) Reacciones corporales.-

Algunas reacciones corporales han sido ya mencionadas como respuestas temporalmente normales, aunque estos síntomas normales son algo molestos mientras dura, generalmente no interfieren seriamente con la habilidad de la persona para llevar adelante una actividad constructiva en una situación difícil, algunas de estas reacciones, especialmente la debilidad, el temblor, el llanto, pueden no aparecer hasta después de que una persona ha enfrentado y superado efectivamente el peligro inmediato.
Las reacciones corporales mas serias pueden sin embargo incapacitar verdaderamente y es importante reconocer su significado emocional, las náuseas y el vómito son particularmente comunes, estas reacciones se deben de diferenciar de las producidas por radiaciones o contaminaciones químicas.
Otro tipo de incapacidad física es lo que técnicamente llamamos “histeria de conversión”, la persona convierte su gran ansiedad en una creencia vehemente de que alguna parte de su cuerpo ha dejado de funcionar, para todos los propósitos prácticos pueden ser incapaz de ver, oír o hablar

Algunas recomendaciones útiles para los afectados:


• Buscar compañía y hablar. Compartir sentimientos y pensamientos con otros.
• Escuchar y ayudar a sus compañeros.
• Permitirse sentirse mal, deprimido o indiferente.
• Realizar ejercicios físicos suaves, alternados con relajación.
• Estructurar el tiempo y mantenerse ocupado.
• No evadir el dolor o sufrimiento con el uso de drogas o alcohol.
• Tratar de mantener un itinerario de vida lo más normal posible.
• Hacer cosas que lo hagan sentir bien, útil y solidario.
• Tomar pequeñas decisiones cotidianas.
• Descansar lo suficiente.
• Intentar, dentro de lo posible, comer bien y regularmente.
• Saber que los sueños y pensamientos recurrentes acerca del evento traumático son normales y deben ser compartidos

Para los familiares y amigos de los afectados:

• Escucharlos detenidamente y acompañarlos.
• Promover ayuda y solidaridad, así como fortalecer vínculos entre familiares y amigos.
• Proveer información suficiente.
• Estimularlos a participar en las tareas de la vida cotidiana.
• Comprender y aceptar el enojo y otros sentimientos de los afectados.
• No decirles que tienen "suerte de que no les fue peor". Las personas traumatizadas no encuentran consuelo en esas frases. En cambio, se puede expresar que lamenta lo sucedido y que lo entiende.


Las guías a seguir son las siguientes:


Identifique las necesidades de los ancianos.
El principio clave de una buena práctica es estar consciente de la presencia de ancianos en la escena de una emergencia y tomar las medidas necesarias para localizarlos e identificarlos. Es necesario que las intervenciones de ayuda se lleven a cabo en consulta con la comunidad beneficiada. Además, en todas las etapas del proceso se debe consultar directamente a los ancianos sobre las acciones que se llevarán a cabo.
Cubrir sus necesidades básicas.
Los ancianos mismos han identificado varias necesidades básicas, entre ellas, material de construcción (en caso de que sus casas hayan colapsado), alimentos, ayuda para recolectar material combustible, formas que le faciliten el acceso a alimentos preparados, ropa, cobijas, utensilios de cocina y un lugar cómodo para dormir de modo que puedan evitar molestias o dolores musculares provocados por dormir en el piso.
Movilización.

Se identificaron 4 problemas principales:

a. Incapacidad que puede limitar el acceso de los ancianos a servicios básicos.

b. Dificultad para subir a camiones o el riesgo de ser abandonados por ser más lentos en sus movimientos.

c. Si no existen facilidades para su transporte, los ancianos tienen menos posibilidades para llegar hasta los lugares donde se les brindan los servicios básicos.

d. Algunos ancianos pueden tener problemas para movilizarse por haber perdido prótesis o lentes, o por necesitar tratamientos de fisioterapia que les ayude a reducir dolores musculares.
Igualdad de acceso a los servicios básicos

Cuando los problemas de aislamiento, de movilización o físicos hagan difícil el acceso de los ancianos a los centros que brindan servicios básicos, se hace necesario adaptar estos servicios con el fin de que la atención sea equitativa.

Necesidades sociales, psicosociales y familiares



Se han identificado también los traumas sociales y sicológicos que sufren los ancianos como consecuencia de un desastre. El estar separados de su familia y, en algunos casos, la muerte de familiares, los lleva a un estado de soledad y a la pérdida de apoyo. Además, la destrucción de las estructuras sociales puede causar la pérdida del apoyo por parte de la familia o de la sociedad y la pérdida de respeto hacia los ancianos por el rompimiento de valores sociales y culturales. Los ancianos también mencionan la necesidad de ser protegidos del robo y del abuso físico y sexual.
Reconocer y apoyar las contribuciones de los ancianos
Es importante reconocer la experiencia y las responsabilidades de los ancianos. Los ancianos desean cambiar la imagen común que se tiene de ellos como personas discapacitadas, improductivas y dependientes, y establecer una visión más balanceada que incluya tanto sus capacidades como sus necesidades.

Recopilacion de informacion de:

El Adulto Mayor. Valero Alamo, Santiago.

(2011, 06). Reacciones Psicoemocionales Del Adulto Mayor Ante Un Desastre o Una Emergencia. BuenasTareas.com. Recuperado 06, 2011, de http://www.buenastareas.com/ensayos/Reacciones-Psicoemocionales-Del-Adulto-Mayor-Ante/2318871.html

By ,
KRAD Noviembre 2013



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja un comentario o pregunta