En las situaciones de Emergencias o Desastres lamentablemente los infantes o jóvenes son testigos involuntarios de situaciones peligrosas, en esta entrada abordaremos algunos de estas situaciones y las conductas en las cuales cae esta población determinada.
Para muchos niños, las reacciones a desastres son breves y
representan reacciones normales a "eventos anormales". Un pequeño
número de niños podría estar a riesgo de estrés psicológico más duradero como
una función de tres factores mayores de riesgo:
- Exposición directa al desastre, como ser desalojado, observar lesiones o muerte de otros, o sufrir lesiones además de sentir miedo de que la vida de uno esté en peligro.
- Pérdida/angustia: Esto tiene que ver con la muerte o lesión seria de familiares o amigos.
- Estrés continuo de los efectos secundarios de un desastre, como vivir provisionalmente en otro lugar, perder amigos o redes sociales, perder propiedad personal, desempleo de los padres y gastos incurridos en la recuperación de llevar a la familia a condiciones previas al desastre.
La reacción de los niños a los desastres según la edad
A continuación reacciones comunes de los niños después de un
desastre o evento traumático.
Nacimiento a 2 años. Cuando los niños de edad que no pueden
hablar sufren un trauma, no tienen las palabras para describir el evento o sus
sentimientos. Sin embargo, pueden retener los recuerdos de visiones, sonidos u
olores particulares. Puede que los bebés reaccionen al trauma poniéndose
irritables, llorando más de lo usual o queriendo que los sujeten y abracen. Lo
que más influye sobre los niños de esta edad es cómo sus padres lidian con la situación.
Según crecen los niños, su juego puede incluir actuar escenas del evento
traumático ocurrido varios años atrás y que parecía haberse olvidado.
Preescolar - 3 a 6 años. A menudo, los niños preescolares se
sienten vulnerables e inútiles frente a un evento abrumador. Debido a su edad y
pequeño tamaño, no tienen la capacidad de protegerse ellos mismos o a otros.
Como resultado, sienten intenso miedo e inseguridad de separarse de sus
cuidadores. Los preescolares no pueden entender el concepto de pérdida
permanente. Pueden ver que las consecuencias son reversibles o permanentes. En
las semanas después de un evento traumático, las actividades de juego de los
preescolares pueden recrear el incidente o el desastre una y otra vez.
Edad escolar - 7 a 10 años. Los niños de edad escolar tienen
la capacidad de entender la permanencia de una pérdida. Algunos niños se
preocupan intensamente con los detalles de un evento traumático y quieren
hablar de eso constantemente. Esta preocupación puede interferir con la concentración
de los niños en la escuela y el desempeño escolar puede deteriorarse. En la
escuela, los niños pueden escuchar información equivocada de compañeros. Pueden
mostrar variedad de reacciones – tristeza, miedo generalizado, miedos
específicos de que el desastre ocurra de nuevo, culpa por acción o inacción
durante el desastre, coraje de que no se pudo prevenir, o fantasías de jugar a
ser rescatistas.
Pre-adolescente a adolescente - 11 a 18 años. Según los
niños crecen, desarrollan una comprensión más sofisticada del evento de
desastre. Sus respuestas se asemejan más a la de los adultos. Los adolescentes
pueden participar en conductas peligrosas, tomar riesgos, como conducir
irresponsablemente, o usar drogas o alcohol. Puede que otros tengan miedo de salir
de casa y eviten tantas actividades como antes. La actividad de muchos de los
adolescentes es moverse por el mundo. Después de un trauma, la visión del mundo
puede parecer más peligrosa e insegura. Un adolescente puede sentirse abrumado
por intensas emociones y aún así sentirse incapaz de discutirlo con otras
personas.
Cubrir las necesidades emocionales de los niños
Las reacciones de los niños están influenciadas por la
conducta, los pensamientos y los sentimientos de los adultos. Los adultos deben
exhortar a los niños y adolescentes a compartir sus pensamientos y sentimientos
sobre el incidente. Aclare los malos entendidos sobre riesgos y peligros
escuchando las preocupaciones de los niños y respondiendo sus preguntas.
Mantenga un sentido de calma validando las preocupaciones y percepciones de los
niños y discutiendo planes concretos para estar seguros.
Escuche lo que digan los niños. Si un niño joven hace
preguntas sobre el evento, contéstele de manera sencilla sin la elaboración
necesaria para un niño mayor o un adulto. Algunos niños se sienten
reconfortados al conocer mayor o menor información que otros; decida el nivel
de información particular que necesita su niño. Si un niño tiene dificultad
para expresar sus sentimientos, permítale hacer un dibujo o contar la historia
de lo que pasó.
Trate de entender lo que está ocasionándole ansiedad y
miedo. Sepa que, después de un desastre, los niños sienten miedo de que:
- El evento ocurrirá de nuevo.
- Alguien cercano a ellos muera o se lesione.
- Se quedarán solos o se separen de la familia.
Reconfortar a los niños después de un desastre
Sugerencias para ayudar a reconfortar a los niños:
- El contacto personal es reconfortante. Abrace y toque a sus
niños.
- Provea información real de manera calmada sobre el desastre
reciente y los planes actuales para asegurar su seguridad junto con los planes
de su recuperación.
- Exhorte a sus niños a hablar sobre sus sentimientos.
- Pase tiempo extra con sus niños, como a la hora de dormir.
- Restablezca su rutina diaria de trabajo, escuela, juego,
comida y descanso.
- Involucre a sus niños dándoles tareas específicas para
ayudarlos a sentir que están ayudando a restablecer a su familia y la vida de
la comunidad.
- Alabe y reconozca la conducta responsable.
- Entienda que sus niños tendrán una variedad de reacciones a
los desastres.
- Exhorte a sus niños a ayudar a actualizar su plan familiar
para desastres.
- Si ha tratado de crear un ambiente reconfortante siguiendo
los pasos de arriba, pero su niño continúa mostrando estrés, si las reacciones
empeoran con el tiempo o si interfieren con la conducta diaria en la escuela,
en casa o con otras relaciones, podría ser apropiado hablar con un profesional.
Puede obtener ayuda profesional del médico primario del niño, un proveedor de
salud mental que se especialice en necesidades de niños o un miembro del clero.
Vigile y limite la exposición de su familia a los medios
La cobertura noticiosa relacionada con el desastre puede
crear miedo y confusión y aumentar la ansiedad en los niños. Esto es en
particular cierto para desastres de gran escala o un evento terrorista en el
que hayan daños significativos a la propiedad y pérdida de vidas. En particular
para los niños más jóvenes, las imágenes repetidas de un evento pueden
ocasionarles creer que el evento continúa ocurriendo una y otra vez.
Si los padres permiten a los niños ver televisión o usar el
Internet en donde vean imágenes o noticias sobre el desastre, los padres deben
estar con ellos para exhortar la comunicación y proveer explicaciones. Esto
puede incluir la vigilancia de los padres y limitar adecuadamente su exposición
a información que provoque ansiedad.
Use redes de apoyo
Los padres ayudan a sus niños cuando toman los pasos necesarios para entender y manejar sus sentimientos y maneras de lidiar. Pueden hacer eso desarrollando y usando sistemas de apoyo social de familia, amigos, organizaciones y agencias comunitarias, instituciones de fe u otros recursos que funcionen para esa familia. Los padres pueden desarrollar sus propios sistemas de apoyo social únicos de manera que en una situación de emergencia, o cuando ocurra un desastre, puedan recibir el apoyo y la ayuda para manejar sus reacciones. Como resultado, los padres estarán más disponibles para sus hijos y mejor preparados para apoyarlos. Casi siempre los padres son la mejor fuente de apoyo para sus niños en momentos difíciles. Pero, para apoyar a sus niños, los padres necesitan atender sus propias necesidades y tener un plan para su propio apoyo.
Prepararse para desastres ayuda a todos en la familia a
aceptar el hecho de que los desastres ocurren, y provee la oportunidad de
identificar y tener los recursos necesarios para cubrir las necesidades básicas
después de un desastre. La preparación ayuda; cuando las personas se sienten
preparadas, lidian mejor con desastres y sus hijos también.
Recopilacion de las ss direcciones web:
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KRAD Noviembre del 2013
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